De tal palo, tal astilla

De tal palo, tal astilla

Gregor Mendel (1822-1884) fue un monje austriaco que con el tiempo ha sido reconocido como el padre de la genética moderna y que con los pocos medios de la época (mediados de 1800) descubrió la forma en que se heredan los caracteres, pero no fue hasta principios del siglo XX cuando se reconoce la importancia de su hallazgo.

El material de investigación básico que utilizó, fueron semillas e insectos, y a través de mucha experimentación, logro establecer las llamadas, “leyes de Mendel”.

Estas leyes explican y predicen como van a ser las características de un individuo en función de los rasgos presentes en sus padres y abuelos.

Los caracteres se heredan de padres a hijos, pero esto no es una regla directa, pues los genes pueden ser dominantes o recesivos. Los caracteres dominantes pasan siempre a la siguiente generación y los recesivos, quedan latentes (sin desparecer) y manifestarse en generaciones posteriores, como por ejemplo, cuando un nieto, hereda los ojos de su abuelo, la altura, etc.

Por tanto, los rasgos visibles de un individuo se llaman fenotipo y los rasgos genéticos, son el conjunto de genes que existen en el núcleo celular del individuo.

La aplicación de este descubrimiento y de los avances actuales en genética, sirven para la mejora de las razas animales (más productivos, más diversos, etc.) plantas y semillas (transgénicos) para aumentar las producciones, hacerlas más resistentes a plagas y herbicidas, etc. y sobre todo, ha supuesto un gran avance en la genética humana (biología molecular, genómica, genética de poblaciones, genética médica, etc.).

El estudio de la genética humana nos ayudará a entender la naturaleza humana, su comportamiento, evitar, mitigar o combatir mejor determinadas enfermedades genéticas como el cáncer, la hemofilia, la enfermedad de Huntington, esquizofrenia, trastorno bipolar, etc., sin embargo, lo que se hereda no es la enfermedad, sino la probabilidad a padecerla, por tanto, el desarrollo en el individuo dependerá de los genes (dominantes o recesivos), del ambiente, del estilo de vida, de la vulnerabilidad, de factores desencadenantes, etc.

Cada uno de nosotros, es el resultado de la interacción entre los genes y la experiencia, y los efectos de los genes y de la experiencia sobre el desarrollo individual, por eso, somos como somos, iguales pero diferentes, esa es la singularidad y riqueza del ser humano.